martes, 8 de agosto de 2017

Sonia Delaunay. Arte diseño moda

“Siempre cambiaba todo lo que me rodeaba. Hice mis primeras paredes blancas para que se vieran mejor nuestros cuadros; diseñé mis muebles; he hecho de todo. He vivido mi arte”

Sonia Delaunay para el programa «Spectrum» de la cadena de televisión alemana Westdeutsche Rundfunk, 29 de octubre de 1967

Sonia Delaunay (1885-1979). "Rhytme coleur". Óleo sobre lienzo. Museo de Arte Moderno, París

Es innegable que algunas personalidades brillan con luz propia, sin tener necesidad de rendir cuentas a cuestiones o argumentos estancos, pobres, muy manidos y debatidos hasta la saciedad. Hasta el sinsentido. «¿Se considera usted machista o feminista?» «¿Se puede seguir hablando de “sexo débil”?» Existen personas -como Sonia Delaunay- que nos demuestran con sus actos, obras, creaciones y vida, que hay palabras que simplemente, están de más.

El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid rinde homenaje mediante una retrospectiva muy personal a la artista multidisciplinar nacida en Ucrania, Sonia Delaunay. Con ella, la institución continúa la trayectoria y el (buen) gusto de otras importantes exposiciones ligadas al mundo de la moda y del diseño, como la dedicada al maestro Givenchy (2015) o a la fotografía de moda de la revista Vogue (2015), e incluso más recientemente, la exitosa y exquisita «Roma. Bvlgari», la firma de joyería de lujo italiana.

Sonia Delaunay. Tres diseños: Traje 1540 para la vedette Gaby. Colección particular

Gusto no solo por la elección de obras pictóricas y escultóricas, sino por llevar a cabo otro tipo de exposiciones menos tradicionales, que puntan hacia conceptos y oficios distintos, que enriquecen la estela que sigue la entidad: fotografía, diseño, moda, perfumería, joyería... Las denominadas «artes menores» o «artes decorativas» se elevan y paragonan a la categoría de artes principales. En palabras de la protagonista de la monografía que nos compete, la polifacética Sonia Delaunay:

“No había ningún hiato entre mi pintura y mis trabajos «decorativos», […] ese «género menor» no había supuesto nunca una frustración artística, sino una expansión libre, una conquista de nuevos espacios; era otra aplicación de una misma búqueda”.

De su mano, nos introducimos en la magia del color y de las formas dentro de la muestra Sonia Delaunay. Arte diseño moda hasta el 15 de octubre del año en curso.

Sonia Delaunay. "Vestidos simultáneos. Tres mujeres, formas, colores" (1925)

La polifacética artista parte de unos recursos y orígenes humildes en su Ucrania y Rusia natales. La cultura popular y rural influirán tremendamente durante toda su vida y a lo largo de su extensa obra: en colores, tejidos, diseños, texturas, patterns... De las faldas de las mujeres a los sombreros, las flores, la hierba, pasando por la vida sencilla del campo (fue pionera del slow life o vida simple, término que se ha puesto tan de moda en la actualidad). Sirve como ejemplo, la colcha que teje para su hijo y que tanto alabaron sus amigas, debido a las modernas formas cubistas con las que estaba diseñada. No se encuentra expuesta por la fragilidad de la tela, pero sí que lo está un chaleco del mismo estilo. Animada por conocidos y amigos, se reúne con un grupo de aficionados para realizar distintas creaciones, a la manera de «club de patchwork» inglés vanguardista. La producción de obras es ingente. En París, tras su traslado, vestirá sus propias confecciones para acudir a los salones, los bailes... algunos de los cuales se pueden contemplar en la retrospectiva que nos ocupa.

Sonia Delaunay. "Cantantes de flamenco (Gran flamenco)" 1915-1916. Óleo y cera sobre lienzo. Museo Calouste Gulbenkian, Lisboa

Todos ellos tienen en común el espíritu colorista influenciado por su marido, Robert Delaunay, y el cubismo órfico que llevaban a cabo ambos en su pintura. Desgraciadamente, siempre se ha hablado, escrito y estudiado más a su esposo, como indica el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, «Sonia ha aparecido casi siempre así, subordinada y hasta eclipsada por su marido». Sus primeras pinturas beben de las fuentes del Gauguin más espiritual: usa colores secundarios, vivos, alegres... para al mismo tiempo introducirse en el Cubismo imperante paso a paso. Creando el denominado Simultaneísmo pictórico, con sus ruedas cromáticas que simultanean el color. El color llegó a ser el objetivo, la obsesión del matrimonio. Y la «ley de Chevreul» sobre el contraste simultáneo de los colores, su regla a seguir. Como sostiene Hamilton, ambos pensaban que podían crear «efectos de retracción y movimiento en el espacio solo por medio de contrastes de colores», el color como función en sí mismo. El término «simultaneísmo» fue «sustituido» por «Cubismo órfico» ya que fue así como lo bautizó Apollinaire dado que veía en las pinturas que realizaban los Delaunay, una tendencia muy pura a la abstracción.

En la obra de Sonia, la tendencia órfica-simultánea se encuentra siempre presente. Desde los retales textiles y sus composiciones para el diseño de patterns, hasta los programas teatrales que llevará a cabo para sus amigos poetas y compositores. Contarán con su talento el mismo Apollinaire o el coreógrafo ruso Diaghilev para la creación del vestuario de sus ballets en París.

Sonia Delaunay. Diseño de tejido simultáneo 205. 1927-1934. Colección privada

Es en esta parte en la que se centra más la retrospectiva del Museo. En el papel de Delaunay como artista multidisciplinar, dejando su pintura en un segundo plano. En una sala anexa al recorrido expositivo se proyecta un vídeo del año 1925 donde modelos de la época posan con diseños “simultáneos”. Digno de ver, ya que el papel de la modelo ha cambiado considerablemente desde antonces: las poses, el maquillaje, la manera de caminar y de lucir las prendas (una encima de otra, para poder quitárselas mientras desfilaban, de este modo se ahorraba en tiempo y en maniquíes).

Durante la I Guerra Mundial, el matrimonio pasó el exilio entre España y Portugal. La ciudad de Oporto caló hondo en el corazón de Sonia. Pero fue en Madrid donde desarrolló su faceta como diseñadora, ideando y confeccionando diseños para las familias pudientes españolas (por ejemplo, para las hijas de los Marqueses de Urquijo, que llevaron sus colecciones más veraniegas compuestas de traje de baño, bolso y sombrilla a las mejores playas del norte del país). Primero fundó Casa Sonia, y pensando en un futuro cercano, dio el salto a París con la Maison Sonia, donde daría rienda suelta a toda su creatividad diseñando estampados, combinando colores, eligiendo texturas, y seleccionando patrones.

En esta última parte de la exposición es donde Delaunay auna toda la experiencia y los conocimientos adquiridos a lo largo de su amplio recorrido artístico y vital. Las mujeres de su niñez ucraniana, los colores de la indumentaria con los que se reencontró en Portugal, el “simultaneísmo” pictórico de Robert, el colorido de los ballets parisinos...

Sonia Delaunay. Veste. Toile de lin ècrue, peinture avec broderies de fils de laine vert rouge jaune. 1928. Galliera, Museo de la Moda de la Villa de París

Como considera la comisaria de la exposición, Marta Ruiz del Árbol, la obra de Sonia Delaunay es una obra de arte total. En la línea del color como objeto de estudio y medio de expresión. Pintura, decoraciones, ilustraciones, diseños y creaciones siguen el mismo patrón. El color como fin. Su etapa en Madrid y sus viajes por la Península Ibérica estuvieron marcados por la fascinación que tuvo en ella el flamenco. La impresión que dejaron en su retina los colores de los vestidos, los volantes, peinetas, flores, y el sonido de las guitarras y las voces andaluzas quedaron grabadas para siempre en diversas pinturas y carteles que realizó en su domicilio de Madrid.

La selección de objetos que recoge la muestra resulta idónea: invitaciones para eventos e inauguraciones diseñados por la artista del Este; fotografías de estancias decoradas por ella; recortes de diarios y revistas con modelos llevando su vestuario moderno; retales con estampados innovadores...

Fotografía de Sonia Delaunay con túnica y sombrero de rafia bordada y sombrilla de Casa Sonia, Madrid. Hacia 1920

Una fantástica exposición que invita a mirar más allá, a dejar volar la creatividad, cerrar los ojos y liberar la mente de restricciones, de límites, sin imponer barreras al color y a la imaginación. Sonia Delaunay fue la artista que siempre quiso ser gracias a ello. Una bonita forma de comprometerse con sí misma y con la mujer del siglo XX, abriendo paso conscientemente a las futuras generaciones.